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El sol del membrillo

⊆ 15:21 by Juanjo Madrigal | , , , , . | ˜ 1 comentarios »


Lo “desrreal” también existe. Y, permítanme no denominarlo “irreal”. Hace unos años, charlaba a solas con mi padre. Hablábamos acerca de una película. Un film intrigante en exceso, “desrreal” en sus formas y novedoso en cuanto a fotografía. Se trataba de la historia de un artista llamado Antonio López que trata de pintar la etapa de maduración de los frutos del membrillo que plantó en el patio de su casa-estudio. Volcado, casi por completo al hiperrealismo, es uno de los grandes exponentes de este género en nuestro país. Destacan, entre sus galardones, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Cada año, con la llegada del otoño, la necesidad de “pintar del natural” como él mismo lo denomina, se renueva. Lo que nunca había hecho era pintar un árbol introduciendo entre sus hojas, los rayos de sol que, como significado de la naturaleza, cambiaban a cada momento. La exactitud de su estilo era toda una tentación, puesto que la dificultad se revela poco a poco, según las circunstancias, como una imposibilidad de dar con colores exactos, ya que la realidad que él percibe está en constante cambio. En esta ocasión decide afrontarla, pero lo hace como es habitual en él, con una tensión razonable, sin perseguir siquiera el acabado del cuadro, sin otro afán que permanecer unas semanas junto al frágil y generoso árbol. La película da cuenta de esta experiencia y, a la vez, de todo aquello (el paso de los días, la rutina cotidiana de personas y cosas...) que gravitan sobre esa casa y ese jardín. Un espacio y un tiempo, otoño de 1990, donde el artista trabaja y los frutos del árbol llegan al momento de su máximo esplendor. Cuando el invierno empieza a anunciar su llegada, los membrillos maduros, al caer de las ramas, ponen punto final a la labor del pintor, iniciando en tierra el proceso de su descomposición. Es entonces cuando, en la noche, el pintor nos cuenta un sueño. Un sueño perdido que vaga en la “desrrealidad”. Pintor de paisajes urbanos que se adentra en la observación de la naturaleza, haciendo de ese frágil árbol todo un sueño sin cumplir. Y es la imposibilidad de llevarlo a término lo que menos le atormenta, sólo se preocupa por la captación del momento, los colores, e incluso, sus olores.
Víctor Erice, su director, intenta conjugar la pintura y la fotografía. Ambas unidas en la metodología del cine, ambas referentes al mundo de la observación. Y es ese sinsabor “desrreal” el que el director quiere captar, a veces la realidad dinámica en pintura, es imposible de captar. Sin duda alguna, este film pone en jaque a nuestros sentidos, que trémulos, juegan a perseguir la imposibilidad de un sueño en forma de lienzo que acaba envuelto en un gran desván, poniendo punto y final al imparable curso de la Naturaleza.

De Antonio López dijeron: "López pinta, dibuja, se pelea contra la forma de un árbol. Erice se coloca detrás y aguarda. Una obra tan sincera como sencilla que sitúa al cine en los terrenos sólo recorridos por algunos maestros" (Luis Martínez: Diario El País)

Fragmento película El sol del membrillo.



One Response to “El sol del membrillo”

  1. Reminiscencias de la copla Says:
    "Desreal": Inversión del significado de "real" que no "irreal".
    Prefijo latino que indica privación, en exceso, fuera de, incluso afirmación.

    Entrada rigurosa de un blog que sólo por su estética, denota buen gusto.

    Mi más sincera enhorabuena.

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